Una vida de santidad
"Porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo" (1° carta de Pedro 1.16).
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Todos los creyentes en JESÚS tenemos la responsabilidad de vivir una vida de santidad; pero esa vida de santidad vendrá a partir de la santificación que hace el SEÑOR en nuestras vidas. Y esto sucede, cuando por la fe, aceptamos a JESÚS como nuestro único y suficiente Salvador. Es cuando CRISTO viene a morar en nuestras vidas, que somos hechos justos y santos delante de ÉL.
Luego de esa obra que hace el SEÑOR, la Escritura nos enseña que: "como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como Aquel que os llamó es Santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir" (1° carta de Pedro 1.14-15). Es por eso que debemos permitir que la Santidad de DIOS llene toda nuestra vida y vaya renovando nuestra mente en CRISTO.
Como hijos de DIOS, necesitamos no solo 'despojarnos del viejo hombre', sino también 'renovarnos y vestirnos del nuevo hombre, creado según DIOS en la justicia y santidad de la verdad' (Efesios 4.22-24).
La renovación de nuestra mente es un proceso continuo que durará toda la vida. Por eso, cada día tenemos que rendir nuestros pensamientos y nuestra conducta a CRISTO (2° carta a los Corintios 10.5b).