Un día sombrío
"Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que CRISTO murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1° carta a los Corintios 15.3-4).
La misma noche de aquel día en que JESÚS murió, fue un hombre rico llamado José, que era de Arimatea, a pedirle a Pilato el cuerpo del SEÑOR. Cuando Pilato le concedió el cuerpo, José fue y lo colocó en un sepulcro nuevo que tenía preparado cerca de Gólgota; también estuvo Nicodemo, el cual llevó especias aromáticas. Y luego de colocar el cuerpo de JESÚS en aquel lugar, ellos hicieron rodar una piedra a la entrada del sepulcro. Sin embargo, no estaban solos en aquel lugar. Allí también estaban varias mujeres sentadas, las cuales miraban dónde ponían el cuerpo de JESÚS (Mateo 27.57-61; Marcos 15.42-47; Lucas 23.50-56 y Juan 19.38-42).
Anteriormente a estos acontecimientos, hubo personas que continuamente habían acusado al SEÑOR y habían buscado atraparlo, y que ahora, ante este panorama, recordaban que JESÚS dijo: "Después de tres días resucitaré". Así que, al día siguiente, fueron a pedirle a Pilato, que asegure el sepulcro (Mateo 27.62-66). Por otra parte, quienes estuvieron con JESÚS aprendiendo cada día, seguían sin entender las Escrituras, de que era necesario que las cosas sucedan de esa manera, para que luego JESÚS, pueda resucitar de los muertos (Juan 20.9).
Aquel día, los discípulos de JESÚS, experimentaron la sombría perspectiva del Salvador derrotado. Ellos habían olvidado la promesa del SEÑOR, y aunque nosotros jamás experimentaremos lo que ellos vivieron en la crucifixión y muerte de JESÚS, igualmente con frecuencia olvidamos las promesas de DIOS.
A simple vista, parecía que todo había terminado; y aparentemente, ya no había esperanza alguna. Sin embargo, al día siguiente, todo sería muy distinto.
(Continúa mañana)