Rechazado por unos y aceptado por otros
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su Nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de DIOS" (Juan 1.11-12).
JESÚS, el Salvador, vino al mundo; y lo que debió ser un tiempo de gran alegría para cada persona, solo lo fue para algunos (José, María, algunos pastores, los magos, Simeón, Ana). Para el resto de las personas (el rey Herodes y toda la ciudad de Jerusalén) fue una noticia que les provocó turbación (Mateo 2.3).
DIOS sabía muy bien, que el Salvador (JESÚS) iba a ser ignorado y rechazado. Y tal vez te preguntes ¿Por qué decidió venir de igual manera?... La respuesta es, que ÉL tenía un propósito para con nosotros: ¡Salvarnos!... ÉL nació para morir por nuestros pecados; y lo hizo, porque nos amó con amor eterno.
En estos tiempos que corren, el SEÑOR JESÚS sigue siendo rechazado por muchos (por la razón que sea), y sigue sin tener un lugar en los corazones de muchas personas. Pero a pesar de ese rechazo e indiferencia, ÉL sigue ofreciendo Su salvación gratuitamente (Isaías 45.22).
Es por eso, que por medio de la fe, todos los que creen en ÉL pueden prepararle una morada en sus corazones; tal como lo escribió el apóstol Pablo a los creyentes en JESÚS que se encontraban en Éfeso: "Para que habite CRISTO por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de CRISTO, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de DIOS" (Efesios 3.17-19).