¿Quién debe ser visto?
"Es necesario que ÉL crezca, pero que yo mengüe" (Juan 3.30).
A lo largo de las Escrituras, vemos que hay un único DIOS Verdadero y Todopoderoso (que tiene todo poder). Su maravilloso poder, lo podemos ver desde el principio, cuando ÉL dijo: "Sea la luz; y fue la luz. Y vio DIOS que la luz era buena; y separó DIOS la luz de las tinieblas" (Génesis 1.3-4).
Así que, cuando decimos que ÉL puede transformar vidas, tenemos la convicción y seguridad de que puede hacerlo, ya que nada es imposible para el SEÑOR (Lucas 1.37). ÉL puede darle luz a las vidas que están en oscuridad; y esto es real, cuando le damos nuestra vida para que ÉL la salve y la dirija.
Cuando Pablo y Timoteo se dirigieron por carta, "a la iglesia de DIOS que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya" (2° carta a los Corintios 1.1), dijeron: "Porque DIOS, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la Gloria de DIOS en la faz de JESUCRISTO" (2° carta a los Corintios 4.6).
El mismo SEÑOR que ordenó que resplandeciese la luz de las tinieblas, es el que resplandece en las vidas de todos los creyentes en JESÚS. Es por eso que debe verse a JESÚS en nuestras vidas y no a nosotros mismos. Juan el bautista, lo expresó de esta manera: "Es necesario que ÉL crezca, pero que yo mengüe" (Juan 3.30).