Orar por todos
"Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres" (1° carta a Timoteo 2.1).
Cuando nos dirigimos al SEÑOR en oración, solemos orar por nuestras familias y por nosotros mismos. También solemos orar por nuestros amigos cercanos y aquellos conocidos que también conocen al SEÑOR y forman parte de nuestras vidas. Pero tal vez, muchas veces, nos olvidamos de los desconocidos o aquellas personas que por algún motivo no nos llevamos bien.
Y este último caso es todo un desafío, ya que choca con nuestros sentimientos y las circunstancias que atravesamos. Tal vez no sean de nuestro agrado los vecinos, o aquellos que tienen cargos públicos, o políticos, o personas de autoridad; sin embargo, somos motivados a orar por ellos también, aunque a veces cueste hacerlo.
Como creyentes en JESÚS, podemos elevar nuestras oraciones al SEÑOR de la manera que lo enseñan las Escrituras.
"Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de DIOS nuestro SALVADOR, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1° carta a Timoteo 2.1-4).