Nuestras palabras
"Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno" (Colosenses 4.6).
Las palabras son importantes para poder comunicarnos, y pueden causar un gran impacto en los demás, ya sea para bien o para mal.
Por un lado, en las palabras del ser humano puede haber mucha destrucción; tanta, que pueden consumir todo lo que nos rodea (familia, amistades o cualquier relación interpersonal). Santiago, lo expresa de esta manera: "Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!" (Santiago 3.5).
Por otra parte, nuestras palabras también pueden ser de bendición (o edificantes) para los demás. Salomón dijo: "Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos" (Proverbios 16.24).
Todos estamos de acuerdo en que las palabras destructivas no ayudan, sino que perjudican. Es por eso que el apóstol Pablo instó a los hermanos (creyentes en JESÚS) de Colosas: "Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno" (Colosenses 4.6).
Tomemos el consejo del apóstol Pablo, para que nuestras palabras puedan ser de edificación (de ayuda) para los demás.