¡No imites lo malo, sino lo bueno!
"Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de DIOS; pero el que hace lo malo, no ha visto a DIOS" (3° carta de Juan 1.11).
Las Escrituras nos instan a imitar lo bueno y a descartar lo malo. Y para poder obedecer a este mandato del SEÑOR, necesitamos Su constante sabiduría, la cual nos acompañará en la medida en que busquemos al SEÑOR; no solo en oración o leyendo Su preciosa Palabra, sino también aceptando y obedeciendo Su consejo, aún en las pequeñas cosas de la vida.
Sabemos que DIOS es bueno (Salmo 107.1) y que por lo tanto, de ÉL proviene toda bondad. Por otra parte, en ÉL no hay maldad, ni sombra de variación (Santiago 1.17). Así que, sabemos donde buscar lo bueno.
Todo aquel que conoce al SEÑOR y SALVADOR JESUCRISTO busca ser agradable a ÉL, haciendo lo que es bueno; esto es, poner por obra Su voluntad. Hacer lo contrario, solo muestra que no lo conocemos.
En su tercera carta, el anciano Juan expresó: "Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de DIOS; pero el que hace lo malo, no ha visto a DIOS" (3° carta de Juan 1.11).