¡Mirad a Mi, y sed salvos!
"Mirad a Mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque Yo soy DIOS, y no hay más" (Isaías 45.22).
La Palabra de DIOS nos enseña que "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del PADRE de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1.17). Esto significa, que todo lo bueno que el SEÑOR quiere para nosotros, proviene de ÉL (Su gozo, Su paz, Su guía, Su consuelo, Su fortaleza, Su perdón, etc); pues no hay nadie mayor que ÉL. Todo aquello que DIOS nos da es perfecto y no cambia, porque ÉL es perfecto y no cambia.
Y por sobre todas las cosas que ÉL tiene para nosotros, hay una que necesitamos con urgencia, y es la salvación de nuestras almas. Y esto, claramente, solo puede provenir de ÉL mismo, pues solo ÉL es capaz de salvarnos.
El SEÑOR dice: "Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no salva. Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿Quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino Yo JEHOVÁ? Y no hay más DIOS que Yo; DIOS Justo y Salvador; ningún otro fuera de Mí. Mirad a Mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque Yo soy DIOS, y no hay más" (Isaías 45.20-22).
El SEÑOR es el DIOS vivo, el Salvador de todos los que creen (confían) en ÉL (Juan 3.14-15 y Hechos 16.31).