Hecho semejante a los hombres
"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en CRISTO JESÚS, el cual, siendo en forma de DIOS, no estimó el ser igual a DIOS como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2.5-8).
El relato del nacimiento de JESÚS es muy sencillo y al mismo tiempo extraordinario: María, la madre de JESÚS, había concebido del ESPÍRITU SANTO (Mateo 1.18), tal y como el ángel Gabriel se lo había anunciado con anterioridad (Lucas 1.26-38). Hasta el mismo José, había sido visitado por un ángel (en sueños), que le comunicó la gran noticia (Mateo 1.18-25).
Lucas relata en el Evangelio que lleva su nombre, que cuando se cumplieron los días de su embarazo, María dio a luz a su primer hijo. Y aunque se hace poca mención de las circunstancias humildes del nacimiento de JESÚS, si se menciona el hecho de que no había lugar para ellos en el mesón. Lucas también nos dice que al nacer JESÚS, María se ocupó de envolverlo en pañales y de acostarlo en un pesebre (comedero de animales) (Lucas 2.6-7).
El SEÑOR nos amó con amor eterno; así que, no se aferró el ser en forma de DIOS, sino que se despojó a sí mismo y fue hecho semejante a los hombres; y estando en esa condición fue a la cruz para morir por nuestros pecados, para que todo aquel que crea en ÉL sea salvo (Filipenses 2.5-8; Juan 3.14-21 y Hechos 16.31).
¡Gloria a DIOS! El Salvador ha nacido para dar Su vida en la cruz del calvario y poder así rescatarnos (Mateo 20.28 y 1° carta a Timoteo 2.5-6).