Han visto mis ojos Tu salvación
"Porque han visto mis ojos Tu salvación" (Lucas 2.30).
Luego de que María y José cumplieran los días de su purificación, llevaron a JESÚS a Jerusalén para presentarlo al SEÑOR (conforme a la ley) (Lucas 2.22). Allí, había un hombre llamado Simeón, al cual se le había prometido que no moriría "antes que viese al Ungido del SEÑOR" (Lucas 2.26). Además, la Palabra de DIOS nos dice, que "este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el ESPÍRITU SANTO estaba sobre él" (Lucas 2.25).
Este hombre, fue movido por el ESPÍRITU SANTO para que fuera al templo. Cuando llegó allí, tomó al niño JESÚS en sus brazos y bendijo a DIOS por el SALVADOR que había venido a este mundo (Lucas 2.27-32).
Luego de bendecir a DIOS y a José y María, Simeón le habló a ella acerca de lo que sucedería con la vida de JESÚS. Y aunque muchos rechazarían a JESUCRISTO y la salvación que ÉL da; otros, abrazarían la salvación de DIOS y recibirían vida (Lucas 2.33-35).
Hoy, los creyentes en JESÚS, podemos ver (por la fe), la salvación de DIOS; la cual, se manifestó a nosotros por Su pura Gracia. Así que, al igual que Simeón podemos decir: "Porque han visto mis ojos Tu salvación" (Lucas 2.30).