Fe, esperanza y amor
"El amor nunca deja de ser" (1° carta a los Corintios 13.8a).
Aunque todos los que creemos en JESÚS como nuestro único y suficiente SALVADOR, nunca hemos visto con nuestros ojos físicos al SEÑOR, igualmente lo amamos, y nuestra fe y esperanza están en ÉL.
Y hasta que pasemos a la eternidad, tanto la fe, la esperanza y el amor, seguirán siendo muy importantes para todos nosotros, ya que estos tres nos permiten mantener nuestra mirada en el SEÑOR.
La Escritura nos dice: "... corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en JESÚS, el Autor y Consumador de la fe..." (Hebreos 12.1c-2a). Y también nos dice: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1° carta a los Corintios 13.13).
En la eternidad, la fe no será necesaria, porque veremos; tampoco será necesaria la esperanza, porque no habrá nada más que esperar, pues nuestro SEÑOR estará allí y lo veremos cara a cara (1° carta de Juan 3.2). Pero lo que sí permanecerá eternamente, es el amor de DIOS que está en nuestros corazones; el cual, nunca deja de ser (Romanos 5.5 y 1° carta a los Corintios 13.8a).