Casi se deslizaron mis pies

28.04.2024

"En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos" (Salmo 73.2).

  Asaf, uno de los escritores que encontramos en el Antiguo Testamento, menciona en uno de sus salmos algo que le puede suceder a cualquier creyente en CRISTO. Este salmista había pasado por un período de intensas dudas y estuvo a punto de llegar a la conclusión de que no valía la pena sacrificarse para hacer las cosas correctamente, o de la forma que le agradan al SEÑOR (Salmo 73.2-3).

  Viendo la prosperidad de los impíos, comenzó a pensar en volverse como ellos y abandonar al SEÑOR (Salmo 73.13-16). Él mismo menciona que había tenido envidia de aquellos que prosperaban (Salmo 73.3). Sin embargo, por la Gracia del SEÑOR, se dio cuenta y se volvió al SEÑOR. Asaf, lo expresa de esta manera: "Hasta que entrando en el santuario de DIOS, comprendí el fin de ellos" (Salmo 73.17).

  Si llegamos a encontrarnos en la misma situación de desviar nuestra mirada del SEÑOR, siendo envidiosos por lo que les acontece a los demás, podemos y necesitamos, al igual que el salmista, llevarle nuestras preocupaciones al SEÑOR. En lugar de depender de nuestra propia capacidad para comprender la vida, necesitamos y debemos confiar en el SEÑOR.

  "Pero en cuanto a mí, el acercarme a DIOS es el bien; he puesto en JEHOVÁ el SEÑOR mi esperanza, para contar todas Tus obras" (Salmo 73.28).

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