Anunciamos el Evangelio
"Porque no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de DIOS para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1.16).
El mensaje que JESÚS predicaba cuando caminó por esta tierra, no era un mensaje cualquiera. Su mensaje no era emocional y mucho menos superficial. Su mensaje era un mensaje de Salvación para todo aquel que cree (Romanos 1.16). ÉL había venido a este mundo para traer sanidad, libertad y salvación al ser humano; el cual necesitaba urgentemente de la Gracia y Misericordia del SEÑOR (Lucas 4.18-19).
Hoy en día, JESÚS sigue sanando corazones heridos y/o destruidos por el pecado; ÉL sigue trayendo libertad a aquellos que están atados al pecado, y sigue salvando a todo aquel que cree en ÉL, porque el ser humano sigue necesitando al Salvador.
Un día, los creyentes en CRISTO, hemos sido alcanzados por Su Gracia y Misericordia; y es por eso que hoy, anunciamos al Salvador del mundo hablando del Evangelio. Y no nos avergonzamos de hacerlo, porque el Evangelio "es poder de DIOS para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1.16).
El apóstol Pedro dijo: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por DIOS, para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a Su Luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de DIOS; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia" (1° carta de Pedro 2.9-10).