¡Vivimos para JESÚS!
"Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos" (2° carta a los Corintios 5.15).
Todos aquellos que hemos aceptado a CRISTO como nuestro único y suficiente Salvador, no solo somos dependientes de ÉL, sino que también pertenecemos a ÉL. Esto quiere decir, que ya no vivimos como se nos antoja, sino que vivimos para ÉL, andando en Sus Caminos (2° carta a los Corintios 5.15).
Como creyentes en JESÚS, solo a ÉL lo glorificamos y honramos; de esta forma nos vamos pareciendo más a JESÚS, no solo en carácter, sino también en conducta y palabras. Y esto se debe a la obra constante que ÉL hace en nosotros (2° carta a los Corintios 4.16).
David dijo en uno de sus Salmos: "Por JEHOVÁ son ordenados los pasos del hombre, y ÉL aprueba su camino" (Salmo 37.23). Y si nosotros dejamos que el SEÑOR viva a través de nosotros, seremos moldeados por el ESPÍRITU SANTO y andaremos en Su perfecta voluntad.
Los creyentes en CRISTO somos, en las manos del SEÑOR, "como el barro en la mano del alfarero" (Jeremías 18.6).