Podemos acercarnos con libertad
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4.15-16).
En el Antiguo Testamento, el único que podía entrar al Lugar Santísimo para ofrecer sacrificios a DIOS, era el sumo sacerdote; y lo hacía atravesando el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo. Pero esos sacrificios a DIOS, solo los podía realizar ese sumo sacerdote una vez al año (Levítico 16.1-34 y Hebreos 9.23-26). Esto es figura de lo que sucedió cuando JESÚS murió en la cruz.
Y es en los Evangelios donde encontramos que cuando JESÚS murió, el velo que estaba en el templo se rasgó de arriba abajo (Marcos 15.37-38). Esto nos muestra que a sido destruida la barrera que separaba al ser humano de DIOS.
Hoy, cualquier persona puede acercarse libremente al SEÑOR (por la fe) (Hebreos 4.16), y esto es posible solo gracias a lo que CRISTO hizo en la cruz del Calvario.
El autor de la carta a los Hebreos escribió: "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de JESUCRISTO, por el camino nuevo y vivo que ÉL nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de DIOS, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Hebreos 10.19-22).